10. En esa voluntad somos santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesús, el Cristo, hecha UNA VEZ.
11. Así que, todo sacerdote se presenta cada día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
12. pero éste, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentado a la diestra de Dios,
13. esperando lo que resta, es a decir , hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies;