4. —¿Tienes razón de enfurecerte tanto? —le respondió el Señor.
5. Jonás salió y acampó al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver qué iba a suceder con la ciudad.
6. Para aliviarlo de su malestar, Dios el Señor dispuso una planta, la cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta.
7. Pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera, y la planta se marchitó.
8. Al salir el sol, Dios dispuso un viento oriental abrasador. Además, el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que éste desfallecía. Con deseos de morirse, exclamó: «¡Prefiero morir que seguir viviendo!»
9. Pero Dios le dijo a Jonás:—¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta?—¡Claro que la tengo! —le respondió—. ¡Me muero de rabia!