7. —No temas, pues en memoria de tu padre Jonatán he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa.
8. Mefiboset se inclinó y dijo:—¿Y quién es este siervo suyo, para que Su Majestad se fije en él? ¡Si no valgo más que un perro muerto!
9. Pero David llamó a Siba, el administrador de Saúl, y le dijo:—Todo lo que pertenecía a tu amo Saúl y a su familia se lo entrego a su nieto Mefiboset.
10. Te ordeno que cultives para él la tierra y guardes la cosecha para el sustento de su casa. Que te ayuden tus quince hijos y tus veinte criados. En cuanto al nieto de tu amo, siempre comerá en mi mesa.
11. —Yo estoy para servir a Su Majestad. Haré todo lo que Su Majestad me mande —respondió Siba.A partir de ese día Mefiboset se sentó a la mesa de David como uno más de los hijos del rey.