30. Apartándose de su hermano, les preguntó a otros, quienes le dijeron lo mismo.
31. Algunos que oyeron lo que había dicho David, se lo contaron a Saúl, y éste mandó a llamarlo.
32. Entonces David le dijo a Saúl:—¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él.
33. —¡Cómo vas a pelear tú solo contra este filisteo! —replicó Saúl—. No eres más que un muchacho, mientras que él ha sido un guerrero toda la vida.