5. En aquellos tiempos nadie tenía paz y todos los habitantes de los países vivían continuamente sobresaltados.
6. Pueblos y ciudades se destruían entre sí, pues Dios los sacudía con calamidades de todo tipo.
7. Así que vosotros manteneos firmes y no bajéis la guardia, porque vuestros esfuerzos se verán recompensados.
8. Cuando Asá escuchó las palabras de la profecía de Azarías, hijo del profeta Oded, se armó de valor e hizo desaparecer los ídolos de todo el territorio de Judá y Benjamín y de las ciudades que había conquistado en la sierra de Efraín, y restauró el altar del Señor que había delante del atrio del Templo.