9. Nosotros somos colaboradores de Dios; vosotros sois el campo que Dios cultiva, la casa que Dios edifica.
10. Yo, respondiendo al don que Dios me ha concedido, he puesto los cimientos como buen arquitecto; otro es el que levanta el edificio. Mire, sin embargo, cada uno cómo lo hace.
11. Desde luego, el único cimiento válido es Jesucristo, y nadie puede poner otro distinto.
12. Pero sobre ese cimiento puede construirse con oro, plata y piedras preciosas, o bien con madera, paja y cañas.