33. Pero apenas estaban empezando a masticar los israelitas la carne de las codornices, cuando el Señor se enfureció contra ellos y los castigó, haciendo morir a mucha gente.
34. Por eso pusieron a aquel lugar el nombre de Quibrot-hataavá, porque allí enterraron a los que solo pensaban en comer.
35. De Quibrot-hataavá siguió el pueblo su camino hasta Haserot, y allí se quedó.