20. ‘No digas mentiras en perjuicio de tu prójimo.
21. ‘No codicies la mujer de tu prójimo. No desees la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su esclavo o su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que le pertenezca.’
22. “Estas son las palabras que el Señor pronunció en voz alta, de en medio del fuego y de una nube espesa, cuando todos estaban reunidos al pie del monte. Después ya no dijo más, y escribió estas palabras en dos tablas de piedra, y me las entregó.