8. A medianoche, Booz se despertó de pronto, y al darse una vuelta se sorprendió de que una mujer estuviera acostada a sus pies.
9. –¿Quién eres tú? –preguntó Booz.–Soy Rut, tu servidora –contestó ella–. Tú eres mi pariente más cercano y tienes el deber de ampararme. Quiero que te cases conmigo.
10. –¡Que el Señor te bendiga! –dijo Booz–. Ahora más que nunca has mostrado que eres fiel a tu difunto esposo. Bien podrías haber buscado a otro más joven que yo, pobre o rico, pero no lo has hecho.
11. No tengas miedo, hija mía, que todos en mi pueblo saben ya que eres una mujer ejemplar. Por eso, yo haré lo que me pidas.