30. Cuando los muertos resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán, sino que serán como los ángeles que están en el cielo.
31. Y en cuanto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído que Dios mismo dijo:
32. ‘Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob’? ¡Y Dios no es Dios de muertos, sino de vivos!
33. Al oir esto, la gente se quedó admirada de las enseñanzas de Jesús.