37. Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban viendo un espíritu.
38. Pero Jesús les dijo:–¿Por qué estáis tan asustados y por qué tenéis esas dudas en vuestro corazón?
39. Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
40. Al decirles esto, les mostró las manos y los pies.
41. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:–¿Tenéis aquí algo de comer?
42. Le dieron un trozo de pescado asado,
43. y él lo tomó y lo comió en su presencia.
44. Luego les dijo:–A esto me refería cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía que cumplirse.
45. Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras,
46. y les dijo:–Está escrito que el Mesías tenía que morir y que resucitaría al tercer día;
47. y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados.
48. Vosotros sois testigos de estas cosas.
49. Y yo enviaré sobre vosotros lo que mi Padre prometió. Pero vosotros quedaos aquí, en Jerusalén, hasta que recibáis el poder que viene de Dios.