2. de tal modo que los sacerdotes no podían entrar en él.
3. Al ver todos los israelitas el fuego y la gloria del Señor que bajaban sobre el templo, se arrodillaron e inclinaron hasta tocar el suelo del enlosado con la frente, y adoraron y dieron gracias al Señor, repitiendo: “Porque él es bueno, porque su amor es eterno.”
4. Después de esto, el rey y todo el pueblo ofrecieron sacrificios al Señor.